¿Cómo se puede superar este pudor a hablar en otro idioma?
Hace unos meses una encuesta realizada por Cambridge University Press desvelaba que 6 de cada 10 españoles estaría dispuesto a pagar 10.000 euros por una “píldora mágica” que le hiciera hablar inglés con fluidez al instante. Desgraciadamente, la industria farmacéutica está aún lejos de encontrar un compuesto químico capaz de desarrollar hasta ese punto nuestras capacidades lingüísticas, pero sí que existen “antídotos” que pueden ayudarnos a mejorarlas. Y si existe un “antídoto” es porque también existe una enfermedad: la vergüenza lingüística.
La vergüenza lingüística es un concepto usado en Antropología para designar al sentimiento que “altera la fluidez y la expresión en la comunicación, al mismo tiempo que bloquea la espontaneidad en el habla”. En otras palabras, la vergüenza lingüística es ese miedo que tenemos todos a hacer el ridículo cuando hablamos en otro idioma. Y según el informe realizado por Cambridge University Press, es uno de los principales obstáculos que encuentran los españoles a la hora de desenvolverse en inglés.
No hay una píldora mágica que cure la “vergüenza lingüística”, pero sí existen métodos sencillos y accesibles que pueden ayudarnos a deshacernos de ella:
– Superar la timidez
La vergüenza lingüística está relacionada con la inseguridad en el contexto social. Es la opinión y el menosprecio del otro lo que nos provoca ansiedad e incomodidad para expresarnos. Por eso, lo mejor que podemos hacer para superarla es comenzar practicando en contextos sociales “controlados”, con un grupo de personas que tenga un nivel de inglés similar y con los que nos podemos sentir algo más cómodos. Los errores dejarán de ser un problema, todos los cometerán. Y, poco a poco, el miedo al ridículo desaparecerá.
– Dominar los estereotipos comunicativos
Para evitar ese embarazoso bloqueo que provoca la vergüenza lingüística, es útil conocer las frases y expresiones más comunes en la conversación. Tener un buen dominio de los saludos, las frases hechas y de la construcción de preguntas y respuestas puede aportarnos seguridad, sobre todo al inicio de la conversación. Y si la conversación ya se inicia con esa seguridad, lo más seguro es que siga fluyendo de la misma forma.
– Simular las situaciones más difíciles
En ocasiones la inseguridad a la hora de hablar se ve acrecentada por la situación. El ámbito laboral es un ejemplo claro: la presión que ejerce nuestro desempeño en inglés es mucho mayor que en una conversación informal porque nuestras habilidades profesionales corren el peligro de verse menoscabadas.
Por eso, practicar es la clave. Llevar a cabo “Role Plays” o simulaciones realistas de una reunión, una presentación o una entrevista de trabajo puede ayudarnos a detectar nuestras principales dificultades, resolverlas y ganar esa seguridad “escénica” que nuestra falta de fluidez nos hizo perder.
Con la “vergüenza lingüística” pasa como con cualquier otra enfermedad: el primer paso es detectarla. Una vez que se han descifrado los síntomas y se ha hecho el diagnóstico, sólo hay que seguir un tratamiento para lograr curarla.