Beneficios de aprender idiomas para el cerebro

La motivación en la formación

La herramienta clave a la hora de aprender bien un idioma

A todos nos gusta soñar despiertos, plantearnos propósitos imposibles e imaginarnos haciendo todas esas cosas que siempre hemos querido realizar. Para algunos puede ser correr una maratón o aprender a cocinar, para otros perder esos kilos que le sobran o leer ese libro del que todo el mundo habla. Existen sueños y ambiciones imposibles para todos los gustos, pero casi todos tienen en común una cosa: sólo son imposibles por la falta de motivación.

No nos engañemos, la mayoría de las veces no conseguimos lo que nos hemos propuesto sencillamente porque no hemos puesto en ello toda nuestra energía, nuestra capacidad y nuestra voluntad. Al final siempre encontramos la excusa perfecta para ese “quiero y no puedo”, porque aunque es verdad que casi siempre lo que nos ha fallado es la motivación, lo cierto es que se trata de un sentimiento muy difícil de mantener en el tiempo.

Aprender un idioma es un ejemplo claro de esta dinámica. ¿Quién no se ha dicho alguna vez en su vida “me encantaría saber manejarme perfectamente en inglés”? Suena a “sueño imposible”, pero cuando nos lo planteamos como un propósito, llegamos a apuntarnos a un curso y comenzamos a estudiar. Luego, pasan las semanas y empezamos a encontrar excusas para no hacerlos realidad: “no tengo tiempo”, “no avanzo”, “es demasiado difícil”, “no me lleva a ningún sitio”, etc.

Pero el problema no es el idioma, ni el tiempo que hay que dedicarle a aprenderlo o el esfuerzo que conlleva el lograr dominarlo. Es un problema de planteamiento: no se puede comenzar a aprender un idioma si no se tiene claro para qué, cómo y cuáles son los resultados. En Kleinson, damos solución a estas preguntas apoyándonos en las técnicas del coaching.

Las herramientas de coaching, aplicadas a la enseñanza de idiomas, se centran precisamente en la motivación de cada estudiante para que sea él mismo el que encuentre la mejor forma de convertir su “sueño imposible” en una realidad. Para ello, nuestro “coaching de idiomas” basa su eficacia en tres procesos fundamentales:

  1. Establecimiento de objetivos: los alumnos deben plantearse el porqué de su formación, establecerse una meta clara que alcanzar.
  2. Diseño de un recorrido: el camino hacia esa meta está compuesto de varios pasos, los diferentes hitos que cada alumno debe ir alcanzando hasta llegar a su objetivo final.
  3. Participación en el aprendizaje y en los resultados: a lo largo de todo este recorrido, los alumnos tienen claro qué resultados están obteniendo, cuál es la razón de cada ejercicio y cuánto han avanzado con respecto a su meta.

Hay demasiados sueños imposibles, no dejemos que nuestra motivación sea la causa de que no logremos hacerlos realidad.

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