¿Te imaginas un entorno laboral donde cada persona pueda expresar sus ideas y emociones de manera clara sin temor a ser malinterpretada o rechazada? La solución para esta realidad es la asertividad. Y es que el estilo de comunicación asertiva no solo mejora las relaciones interpersonales, sino que también fomenta un ambiente de trabajo colaborativo y eficiente.
Sin embargo, a pesar de sus múltiples beneficios, muchas personas aún luchan por adoptar este estilo comunicativo. ¿Por qué sucede esto y cómo podemos superarlo? Desde Kleinson te damos las razones detrás de la falta de asertividad, así como las técnicas claves para comunicarte de manera asertiva, ayudándote a transformar tu empresa en un espacio respetuosos y abierto.
Por qué no siempre somos asertivos
Entonces, si tantos beneficios reporta comunicarse de manera asertiva, ¿por qué aún hoy hay tantas personas que no la aplican en ningún ámbito de su vida? La respuesta no es simple y abarca una serie de factores que van desde lo personal hasta lo cultural.
Falta de confianza
La baja autoestima puede llevar a la pasividad. Cuando alguien no confía en su propio valor o en la validez de sus pensamientos, es más probable que se mantenga en silencio o que acepte las opiniones de los demás sin cuestionarlas. Esta falta de confianza puede ser el resultado de experiencias pasadas de rechazo o crítica, que han ido erosionado la seguridad propia.
Además, la inseguridad puede hacer que las personas subestimen sus capacidades para manejar posibles reacciones negativas, prefiriendo evitar la confrontación por completo.
Miedo al conflicto
Autoprotegerse o evitar el conflicto también suele llevar a la comunicación pasiva, donde se prefieren las concesiones a enfrentar un desacuerdo. Muchas personas temen que expresar sus verdaderos sentimientos o necesidades provoque una reacción adversa o un enfrentamiento directo.
Para evitar este tipo de situaciones, las personas optan por ceder, incluso cuando esto significa sacrificar sus propios deseos o necesidades, lo cual a largo plazo puede llevar a la frustración y al resentimiento.
Dinámicas de poder en el trabajo
Este factor está muy relacionado con el punto anterior. Las jerarquías y las políticas internas pueden desalentar la comunicación asertiva. El temor a represalias o a afectar negativamente nuestras relaciones profesionales puede llevarnos a optar por un enfoque más reservado. Los empleados pueden sentirse inseguros al expresar opiniones o desacuerdos por miedo a posibles consecuencias. Esta dinámica de poder puede inhibir la honestidad y fomentar la pasividad, impidiendo que se aborden problemas y se propongan ideas de manera abierta y constructiva.
Modelos de comunicación inadecuados
Nuestras herencias emocionales pueden influir en nuestros propios estilos de comunicación. Si hemos crecido en un entorno donde se observaba que quienes eran agresivos obtenían lo que querían, o que aquellos que eran pasivos evitaban problemas, es probable que estos patrones se adopten inconscientemente.
Desconocimiento de técnicas
No conocer qué es la asertividad en la comunicación o cómo aplicarla puede ser una barrera significativa. Muchas personas simplemente no están familiarizadas sus principios y técnicas. Esto puede deberse a una falta de educación formal en habilidades de comunicación o a la ausencia de modelos positivos que demuestren cómo ser asertivo de manera efectiva.
El peso de las expectativas sociales
En algunas culturas, expresar abiertamente nuestras necesidades o desacuerdos se considera inapropiado. Las normas sociales pueden presionar a las personas a adoptar una postura pasiva para ser vistas como respetuosas o adecuadas. Por ejemplo, en sociedades donde el respeto a la autoridad y la armonía grupal son altamente valorados, cuestionar abiertamente a un superior o expresar un desacuerdo puede ser percibido como una falta de respeto o una amenaza a la cohesión del grupo. Esta presión social puede llevar a las personas a reprimir sus verdaderos sentimientos y opiniones para evitar ser juzgadas negativamente.
Emociones no gestionadas
El estrés, la ira o la ansiedad pueden dificultar la comunicación clara y respetuosa. Cuando las emociones están desbordadas, es difícil mantener la calma y la claridad necesarias para una comunicación efectiva. Por ejemplo, el estrés puede llevar a una comunicación apresurada y poco considerada, mientras que la ira puede hacer que las palabras sean más agresivas de lo necesario. La ansiedad, por otro lado, puede hacer que las personas se retraigan y eviten expresar sus verdaderos pensamientos.
Comprender estas barreras y aprender a gestionarlas es crucial para poder superarlas y comenzar a trabajar la comunicación asertiva.
10 técnicas para una comunicación asertiva
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Para desarrollar una comunicación efectiva y asertiva, es esencial aplicar ciertas técnicas y estrategias. A continuación, te presentamos diez técnicas fundamentales:
Uso del «yo» en las frases
Expresa tus sentimientos y necesidades utilizando frases que comiencen con «yo». Esto evita culpar a los demás y enfoca la conversación en tu perspectiva. Por ejemplo: «Yo siento que no se me tiene en cuenta en las reuniones» en lugar de «Tú nunca me escuchas». Utilizar «yo» en las frases disminuye las defensas del interlocutor y facilita una conversación abierta y honesta, promoviendo un entendimiento mutuo.
Disco rayado
Repite calmadamente tu punto de vista o solicitud sin dejarte desviar por otros argumentos. De esta manera, reforzarás tu mensaje sin caer en la confrontación. Por ejemplo: «Entiendo tu punto, pero realmente necesito más tiempo para completar este proyecto». La repetición tranquila y constante de tu mensaje muestra firmeza y consistencia, haciendo que tu necesidad o punto de vista quede claro sin generar un conflicto directo.
Técnica del sándwich
Envuelve una crítica entre dos comentarios positivos para suavizar el impacto y hacer que la retroalimentación sea más constructiva. Por ejemplo: «Aprecio tu esfuerzo en el proyecto, aunque creo que podríamos mejorar la presentación. Estoy seguro de que con algunos ajustes quedará perfecta». Esta técnica equilibra el mensaje, comenzando y terminando con algo positivo, lo cual ayuda a que la persona receptora se sienta valorada y esté más dispuesta a aceptar la crítica constructiva.
Asertividad empática
Reconoce los sentimientos de la otra persona antes de expresar los tuyos. Esto demuestra comprensión y respeto, facilitando un diálogo más abierto. Por ejemplo: «Sé que este es un tema importante para ti, y por eso me gustaría discutir cómo nos afecta a ambos». La asertividad empática crea un puente de entendimiento, mostrando que valoras las emociones y perspectivas de la otra persona, lo que fomenta una comunicación más colaborativa y menos defensiva.
Técnica del acuerdo aplazado
Pospón el debate para un momento más adecuado si la situación se vuelve demasiado emocional o si necesitas tiempo para reflexionar. Por ejemplo: «Creo que necesitamos más tiempo para pensar en esto. ¿Podemos retomarlo mañana?» Aplazar la discusión permite a ambas partes tomarse un respiro, reducir las tensiones y regresar a la conversación con una perspectiva más calmada y clara, facilitando una resolución más constructiva.
Clarificación y resumen
Parafrasea y resume lo que la otra persona ha dicho para asegurar que has entendido correctamente y para demostrar que estás escuchando activamente. Por ejemplo: «Si te he entendido bien, sientes que el plazo actual es demasiado corto. ¿Es correcto?» Esta técnica no solo evita malentendidos, sino que también muestra a la otra persona que valoras su punto de vista y que estás comprometido en entenderla, lo cual fortalece la relación y la confianza mutua.
Lenguaje corporal congruente
Asegúrate de que tu lenguaje corporal refuerce tus palabras. Para ello, te recomendamos mantener el contacto visual, adoptar una postura abierta y utilizar un tono de voz calmado y firme. Un lenguaje corporal congruente transmite confianza y sinceridad, respaldando el mensaje verbal y asegurando que tu comunicación sea clara y efectiva. Recuerda que las señales no verbales desempeñan un papel crucial en cómo se percibe tu mensaje, ya que aportan mucha información extra.
Control emocional
Es indispensable manejar tus emociones antes de responder. Tómate tu tiempo para respirar profundamente y contar hasta diez si es necesario, para asegurarte de que tu respuesta sea calmada y medida. Controlar tus emociones de manera inteligente te permite pensar con claridad y responder de manera racional, evitando reacciones impulsivas que puedan escalar el conflicto y dificultar la posterior resolución del problema.
Establecimiento de límites
Define y comunica claramente tus límites personales y profesionales para proteger tu bienestar y gestionar las expectativas de los demás. Un ejemplo podría ser: «Aprecio que quieras discutir esto ahora, pero prefiero hablarlo después de la reunión para poder concentrarme plenamente». Establecer límites claros y respetuosos asegura que las interacciones se mantengan equilibradas y saludables, previniendo el agotamiento y los malentendidos.
Pedir retroalimentación
Siempre es beneficioso conocer más puntos de vista, por lo que te recomendamos solicitar opiniones y sugerencias de los demás sobre tu estilo de comunicación. De esta forma, podrás identificar áreas de mejora y tener un entendimiento más completo de cómo te perciben los demás. Por ejemplo: «¿Cómo crees que podría haber manejado mejor nuestra última conversación?»
La retroalimentación constructiva te proporciona información valiosa para mejorar continuamente tus habilidades de comunicación, fomentando un ambiente de crecimiento personal y profesional.
Llegados a este punto, podemos afirmar sin duda alguna que la comunicación asertiva es una competencia indispensable en el entorno laboral moderno y, por ello, trabajar la asertividad a través de actividades específicas y la formación continua es clave para desarrollar un equipo de trabajo cohesionado y eficiente.
¿Crees que tu equipo no se comunica de forma asertiva? En Kleinson podemos ayudarte con nuestro programa personalizado para enseñarte cómo implementar las técnicas de comunicación necesarias, así como aquellas para promover un ambiente de respeto y colaboración.